EL CIPRÉS


El herbario de Las Hojas del Bosque acoge a un nuevo miembro, esta vez de la familia de los Cupressus. Para conocer un poco más al ciprés tengo la suerte de contar con la colaboración de dos buenos proyectos amigos: Aina S. Erice y Las Plumas de Simurgh. A través de distintas disciplinas, como la botánica, la etnobotánica, la literatura, la mitología o el folklore, vamos a completar, juntas y revueltas, la ficha de este árbol tan relevante tanto en el entorno mediterráneo como en Oriente Medio.


CIPRÉS: ¿UNO, O MUCHOS? - Por Aina S. Erice

Esta primera parte de la colaboración ya se encuentra alojada en la nueva web. Pincha AQUÍ para ir a leerla.


EL CIPRÉS EN EL CONTEXTO IRANIO - Por Laura Castro (Las Plumas de Simurgh)

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EL CIPRÉS EN EL CONTEXTO OCCIDENTAL - Por Lucía Triviño (Las Hojas del Bosque)



Pintura al fresco perteneciente a una de las paredes de la sala semi hipogea de la Villa Livia. Museo Nacional romano, Roma
Fuente: vellocinodeoro.hypotheses


Si hablamos del ciprés en occidente, la primera imagen que nos viene a la cabeza es un cementerio, y no vamos mal encaminados. La asociación de este árbol con el contexto funerario viene de lejos, del mundo clásico concretamente, y es allí hasta donde vamos a remontarnos para descifrar el porqué de esta imagen prototípica.

Según podemos leer en Historia de las plantas en el mundo antiguo, el ciprés debió llegar al sur de Europa gracias a los fenicios, pasando de Chipre a Creta y de allí a Grecia. Entre los griegos, el ciprés era el árbol de las regiones subterráneas por lo que también unía raíces con el dios que gobernaba estos parajes (πλουτοs). Biderman, en 1987, también recogía la consagración de este árbol a dioses del inframundo en el ámbito etrusco, como Charun, Aita o Vanth. Pero si en la Grecia clásica ya ocupaba un lugar destacado, será en época romana cuando el ciprés ocupe de manera definitiva su cátedra de árbol fúnebre. Pero antes de explicar sus funciones en este ámbito, vamos a retrotraernos a sus orígenes mitológicos. Para ello vamos a hacer referencia a dos mitos:

1. Cipariso y Apolo

Dependiendo de las tradiciones, Cipariso será amado por Apolo, Zéfiro o Silvano, pero la más reconocida es la relación entre el joven y el dios de la música y las artes. Cuenta el mito que Cipariso siempre iba acompañado de un hermoso ciervo blanco. Apolo regaló al joven una jabalina que, en un desagradable accidente, acabó hiriendo de muerte a su fiel compañero. El dolor de Cipariso era profundo y, desconsolado, pidió al dios que lo convirtiera en ciprés para aplacar su sufrimiento. Ovidio, en sus Metamorfosis, recoge esta transformación: 

"Sigue él gimiendo y pide a los dioses, como última gracia, guardar luto por todos los tiempos. Y cuando ya toda la sangre se le había derramado en sus interminables llantos, sus miembros empezaron a cambiarse en un color verde, y los cabellos que poco antes le colgaban de la nívea frente Chipre, y, según otros de a convertirse en una erizada maraña, y después de adquirida una complexión rígida, a contemplar con una delgada copa el estrellado cielo. Profirió el dios un quejido y dijo apesadumbrado: “Yo te guardaré luto a ti, y tú lo guardarás a otros y acompañarás a los que están en duelo[1]”.

Apolo y Cipariso. Grabado de Bauer para una edición de la Metamorfosis de Ovidio, 1703. Fuente: Wikimedia Commons


2. Las hijas de Etéocles

Las hijas de este rey de Orcómeno se encontraban en una fiesta en honor a las diosas Démeter y Perséfone. Arrastradas por las divinidades, de torbellino en torbellino, acabaron en el fondo de un estanque. Gea, al ver esta escena, se apiadó de las muchachas y las convirtió en cipreses.

El mito del joven Cipariso justifica de manera muy directa el uso de este árbol en el ámbito funerario. Si en la Grecia clásica ya se empleaban las ramas del ciprés en los funerales, Roma será el culmen de estas tradiciones. Se asocia a dioses como Silvano, Plutón o Proserpina. En la vida cotidiana, tenemos menciones del uso del ciprés en los textos de Varrón, quien nos cuenta que era habitual la quema de ramas de ciprés alrededor de las tumbas, quizás atendiendo a la exhalación de su perfume. Otras manifestaciones eran rodear los árboles con pequeños altares funerarios o colocar ramas de ciprés a la entrada de las casas para indicar el luto, como bien nos indica Plinio en su Historia Natural —«Está consagrado a Dite y por esa razón se coloca delante de las casas en señal de duelo»— Esta última práctica se podía interpretar como un freno ante la contaminación que conlleva la muerte y evitar que ésta penetre en el hogar.


Los funerales de La Eneida

Un buen ejemplo para leer sobre estas prácticas es la Eneida de Virgilio, donde nos describe tres funerales —Polidoro, Miseno y Dido—, en los cuales se usa el ciprés como elemento en dichos rituales. Tanto en el funeral de Polidoro como en el de Dido, se colocan partes del ciprés como ornamento en los lechos —Aen. 3, 62-68—. En el de Miseno —Aen. 6, 216—, los cipreses se usan para rodear la pira funeraria con dos objetivos: combatir los malos olores desprendidos del cadáver y, a su vez, evitar la contaminación mortuoria de la que hablábamos en el párrafo anterior. 


Dido en la pira funeraria. Grabado de Ferdinand Keller. Fuente: Pinterest



Angelo de Gubernatis nos cuenta un relato infantil en el cual el diablo llega a medianoche para robar tres cipreses confiados a tres hermanos. El filólogo relaciona este árbol con el inframundo y el dios Plutón. 
Y si bien su relación con la muerte es su asociación más reconocida, también podemos encontrarlo como elemento decorativo en jardines por, como nos dice Plinio, “su follaje fino, corto y siempreverde”. Era, y es, habitual verlo como línea fronteriza en las lindes de las fincas. 
Pero su simbología no sólo se reduce a la muerte y la inmortalidad, sino que podemos encontrarlo también como símbolo fálico. El arco de Eros o el cetro de Júpiter estarían hechos de madera de ciprés, además está relacionado con Príapo. Debido a su relación con la naturaleza y la fecundidad, era habitual encontrar figuras de este dios con grandes falos y talladas en madera de ciprés, vigilantes en los campos y jardines. Y volvemos a Plinio, puesto que nos cuenta que al ciprés se le conocía igualmente como “la dote de la hija”. Era un árbol muy rentable, muy usado en ebanistería y escultura. Mª Jesús Prieto apunta, además, que esta denominación se debe a una tradición romana de plantar cipreses en el nacimiento de una hija, con la intencionalidad de encontrar cónyuge (relacionado con el valor económico de esta madera). 



Estatuillas romanas de corte sexual. Fuente: El Periódico


Y para terminar este recorrido no podemos olvidar hacer mención a la medicina, pues podemos encontrar este árbol consagrado a Asclepio (Esculapio). 
Por tanto, la imagen simbólica del ciprés en Occidente está relacionada con el ámbito funerario, la inmortalidad —una característica muy común en la simbología de las coníferas—, la generación y el alma.


BIBLIOGRAFÍA

El ciprés en el contexto occidental

  • CHEVALIER, Jean; GHEERBRANT, Alain: Diccionario de Símbolos. Barcelona: Herder, 1995. 
  • GUBERNATIS, Angelo de: Mitología de las plantas: leyendas del mundo vegetal. Vol. II: Botánica especial. Palma de Mallorca: José J. de Olañeta, 2002. 
  • HERRERA VALENCIANO, M. L. Minor: “Uso del ciprés como árbol funerario en Roma Antigua: Estudios comparativo entre las obras de Virgilio, Lucano, Silio Itálico, Estacio y Valerio Flavio”, en Káñina, Revista de Artes y Letras. Universidad Costa Rica XLI (2) (septiembre - febrero), 2016. pp. 67-85. Podéis consultar el artículo completo aquí.
  • PRIETO ESTEBAN, M.ª Jesús: Plantas y árboles en el mundo clásico. Madrid: Aurea Clásicos, 2011. 
  • SEGURA MUNGUÍA, Santiago; TORRES RIPA, Javier: Historia de las plantas en el mundo antiguo. Bilbao-Madrid: Universidad de Deusto, CSIC, 2009. 
  • VIRGILIO: Eneida. Versión de Rafael Fontán Barreiro. Madrid: Alianza editorial, 2005. 


NOTAS

[1] Fragmento extraído de: PRIETO ESTEBAN, M.ª Jesús: Plantas y árboles en el mundo clásico. Madrid: Aurea Clásicos, 2011. p. 49.

Comentarios

  1. Estoy escribiendo un pequeño ensayo sobre personajes de la mitología griega convertidos en árboles y esta entrada me será de proverbial ayuda; por lo demás, excelente trabajo.

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