EL TEJO

Tejo. Hayedo de Tejera Negra. Fotografía de Valentín Triviño. Otoño 2009


El tejo, al igual que otros importantes ejemplares, se alza como árbol identitario de numerosas poblaciones disgregadas a lo largo y ancho de la geografía mundial, desde Japón hasta el arco atlántico europeo. A continuación, estudiaremos sus características físicas, sus propiedades y su hábitat, las cuales servirán como puente para conocer un poco más en profundidad lo que se conoce como la Cultura del Tejo. Esta se compone de una rica y abultada lista de creencias, dichos, costumbres y tradiciones que se han ido desarrollando alrededor de este árbol.

¿Quién es?

Fuente: Botanical.com
  • Familia: Taxaceas.
  • Nombre científico: Taxus baccata.
  • Características: rápida regeneración, alta toxicidad, fácil adaptabilidad al entorno.
  • Número de especies: se distribuye por Europa, oeste de Asia y norte de África.
  • Nombres: taxus, tejo, teixo, hagina, yew, if...
  • Tipo de hoja: perenne. Lineares, uniformes y situadas en forma de peine. Copa densa que crece en forma piramidal.
  • Tamaño: por norma general, arbusto muy ramoso —aunque puede crecer hasta los 20 metros (no es lo usual)—.
  • Hábitat: pisos colino y montano, aunque es capaz de adaptarse a diversos tipos de suelo. Los tejos pueden desarrollarse tanto en ambientes sombríos como luminosos, donde fructifican y se regeneran con mayor facilidad. Actualmente no es fácil verlos formando tejedas, pues son muy pocas las que quedan, pero sí verlos acompañados de ejemplares de haya, acebo o roble.
  • Época de fecundación: febrero-abril
  • Época de fructificación: agosto-diciembre. Las especies hembra producen un falso fruto de color negro rodeado por un arilo rojizo. Esta dulce corteza carnosa es la única parte comestible del falso fruto.
  • Toxicidad: alta, alcaloide taxina.
  • Fauna: tanto las aves como los roedores son muy importantes para la disgregación y siembra de este árbol, pues esparcen sus semillas al moverse de un lado a otro del bosque. Dentro de las aves cabe destacar al zorzal y al mirlo, ejemplares que además anidan entre sus ramas.

¿Qué papel ha jugado el tejo en la historia? ¿Cuáles son sus usos?

La madera de tejo era muy apreciada en la antigüedad debido a su flexibilidad, robustez, belleza, durabilidad y resistencia. Para que os hagáis una idea de su importancia, restos prehistóricos nos indican que hace 5000 años ya se conocía el valor de esta madera. Un reconocido ejemplo es el armamento que portaba el famoso hombre de hielo, Ötzi, fabricado en madera de tejo. Muy preciada en el ámbito militar, la madera de tejo era la materia predilecta en la fabricación de arcos, por su robustez, cuyo mejor ejemplo es el longbow inglés. La demanda fue tal que la documentación nos habla de la tala indiscriminada de tejedas para estos fines, y aparecía como uno de los productos más demandados en las relaciones comerciales. Pero no solo se usaba en el ámbito militar. De madera de tejo también eran las vajillas, los ejes de carro, algunos instrumentos musicales y los husos o apeos de labranza. Puesto que es bien conocida la existencia de tejos en las partes más altas del bosque, no es extraño encontrar vigas soportando la estructura de pequeñas cabañas montesas. De igual modo, su madera fue preciada para la talla de ídolos, dato del que nos informa Pausanias en su Descripción de Grecia, concretamente en el apartado donde habla de un templo consagrado a Mercurio y cuyas estatuas están talladas en madera de ébano, cedro, roble, ciprés y tejo (libro VIII, 17, 2).

En cuanto a sus propiedades, a diferencia de otras especies, el tejo es un árbol mayormente tóxico a excepción de la corteza carnosa del falso fruto (arilo). La semilla negra que alberga contiene un alto porcentaje en taxina. Este alcaloide se usa en el campo médico para combatir afecciones cardiacas, tratar mordeduras de víboras y actualmente se está probando su efectividad para combatir algunos tipos de cáncer. De igual modo, se conoce su uso como planta abortiva: «Dicen que no es conveniente llevarlo a casa, puesto que afirma la gente que causa muerte aflictiva y partos laboriosos donde esté» (Teofrasto, libro III, 10, 2). Y es precisamente su toxicidad la que hace del tejo un árbol famoso. En el ámbito bélico, su veneno se usaba para emponzoñar las puntas de flecha y como recurso para el suicidio. De este último supuesto se nos habla en las Guerras Cántabras, donde se dice que los guerreros, ante la invasión romana, se suicidaron con veneno de tejo antes de ser conquistados, pero también se incluyen menciones en la Guerra de las Galias, de Julio César. En este pasaje se describe la muerte del rey de los eburones, una tribu que debe su nombre al tejo (eburones: tribu del tejo):

«Catuvolco, rey de la mitad de los eburones, se quitó la vida con zumo de tejo, del cual hay en la Galia y en Germania en gran abundancia». (Julio César, libro VI, 31, 119)

La cultura del tejo

(…) «Se piensa este sacerdote
que estamos en la Edad Media
y que puede cortar árboles
como si fueran cabezas.
El tejo lleva milenios
creciendo en brañas y prados,
mucho antes que los curas
ya eran los tejos sagrados.
(…) Señor cura de Golbardo
que el tejo quiere tirar
eso de tirar los tejos
no es cosa sacerdotal.
Señor cura, señor cura
deje a los tejos en paz
y coja un pico y una pala
cuando quiera trabajar…» (Abella 2009)

Esta copla nos relata la oposición del pueblo cántabro de Golbardo a la decisión de su párroco de talar el tejo del pueblo y representa a la perfección la importancia que este árbol jugó, y sigue jugando, en las poblaciones agrupadas dentro de la denominación de Culturas del Tejo. El trabajo de Ignacio Abella nos acerca al ámbito europeo, más concretamente al arco atlántico, pero no hay que olvidar que esta especie también conserva su importancia en culturas tan alejadas de Europa como Japón o China, donde actualmente aún se conservan antiguos ritos de pasaje relacionados con la religión budista y sintoísta.

Simbolismos y mitologías

En el ámbito sagrado, el tejo siempre aparece asociado a la rueda vida-muerte, algo que puede explicarse si tenemos en cuenta su fama de especie longeva y su capacidad de regeneración. Al instaurarse el cristianismo, este concepto de renacimiento se adaptó al de resurrección. Y es que la longevidad del tejo se manifiesta como un hecho en la tradición popular inglesa. Buen ejemplo de ello es el siguiente texto recogido por Robert Graves en su Diosa Blanca:

«Las vidas de tres zarzas, la vida de un sabueso;
La vida de tres perros, la vida de un corcel;
Las vidas de tres corceles, la vida de un hombre;
Las vidas de tres águilas, la vida de un tejo;
La vida de un tejo, la longitud de un cerro;
Siete cerros desde la creación hasta el día del Juicio».

Por tanto, el tejo es tanto un árbol de muerte, por su presencia cerca de ermitas, iglesias y cementerios, además de su toxicidad, así como de vida, por su longevidad, su capacidad de regeneración y sus propiedades medicinales. Asimismo, el tejo suele servir como entrada al inframundo y actuar como conductor de almas, como bien veremos en los siguientes apartados. De igual modo, el tejo está asociado con la autoridad y ostenta un importante puesto en la jerarquía vegetal del ámbito céltico, japonés —Ichi-i— y nativo norteamericano —en algunas leyendas y mitos, el tejo aparece como jefe de los árboles—.

Las representaciones de tejo se remontan hasta la Prehistoria, ya que algunos ramiformes se han interpretado, precisamente, como ramas de este árbol. 


Plaqueta con arboriforme pintado. Magdaleniense Superior.
Cueva del Parpalló, Gandía (Valencia).

Fuente: Museo de prehistoria de Valencia

De la Prehistoria damos un salto hasta la Antigüedad clásica, concretamente a su mitología. El tejo de la mitología clásica está íntimamente ligado al mundo de los muertos. Podemos encontrarlo asociado a la diosa Hécate y, en la cultura romana, se conocen sacrificios en honor a esta diosa donde dos toros negros coronados con ramas de tejo se ofrecían para que las almas lamieran la sangre derramada.

«Descendiendo hasta cerca de las tenebrosas cavernas de Plutón, se hunde en un abismo el terreno, cuyos bordes oprime un bosque desvaído de ramas inclinadas hacia el vacío, y el tejo, que ni siquiera por su copa se asoma al cielo ni deja pasar los rayos del sol, lo cubre con su sombra». (Lucano, libro VI, 642-648).
«Hay una vía declive, nublada por el funesto tejo: lleva, a través de mudos silencios, a las infiernas sedes». (Ovidio, canto IV, 432)

La mayor parte de las fuentes consultadas para redactar esta entrada tratan la importancia del tejo en el arco atlántico europeo, es por ello que son centenares las referencias relacionadas con el ámbito celta.

Al igual que sucedía en la mitología clásica, en el ámbito celta el tejo también actuaba como marcador y conductor al inframundo. Pero en este caso no debemos pensar en un infierno al estilo clásico, sino en una dimensión sobrenatural que alberga el mundo feérico y que interactúa con el mundo real a través de mediadores, de los que los druidas son buen ejemplo. Este mundo sobrenatural es más conocido por el término sidh. En este supuesto de conector de dimensiones, en ocasiones se puede encontrar al tejo ligado a antiguas construcciones como dólmenes o túmulos.

Fotograma de la película Song of the Sea. Dirigida por Tom Moore y estrenada en el año 2014

Un ejemplo de esta casuística lo encontramos en Irlanda. El druida Dalan debe buscar y rescatar a la reina Etain, que había sido raptada por Midir, un dios del inframundo. Para ello, Dalan talla los ogam en cuatro varas de tejo. La magia le muestra el paradero de la reina, quien permanecía recluida en el sidh de Bri Leith. En la tradición irlandesa es habitual encontrar coincidencias entre los procesos adivinatorios y la talla de ogam en madera de tejo; algo que no veremos en la Galia.

Otro de los motivos mitológicos célticos asociados al tejo es la rueda del rey. Para ejemplificarlo contamos de nuevo con un druida, Mog Ruith. Este druida se servía de una rueda fabricada con madera de tejo con la que pronunciaba sus augurios y que marcaría sobre la tierra el comienzo del Apocalipsis. La rueda representaría el flujo temporal de los ciclos y el punto central, inmóvil, el que dominaría la rueda, podría ser, como no podía ser menos, el árbol.

Y del ámbito celta insular nos desplazamos hasta el norte de Europa. Entre los germanos y nórdicos también era habitual la celebración de reuniones en torno a un árbol destacado. Al igual que ocurría con el roble, el tejo también se consagraba a un dios, en este caso a Wotan/Odín. Aunque se podrían destacar múltiples ejemplos, en esta ocasión vamos a centrar nuestra atención en el árbol cósmico escandinavo.

Como seguro sabréis, el Yggdrasil generalmente se reconoce como un fresno, una asociación con la que no todos los estudiosos están de acuerdo —opinión en la que me incluyo—. ¿Cuál es el porqué de esta discrepancia?
  • Se dice de Yggdrasil que siempre se mantiene verde: el fresno es un árbol de hoja caduca, mientras que el tejo se mantiene perenne.
  • Yggdrasil es el árbol de la vida, pero también de la muerte. Muere y renace: renacimiento y longevidad.
  • En un pasaje de las Eddas se nos relata la toma de tejo para provocar un aborto y, como apunté al inicio, esta propiedad está incluida entre sus usos medicinales.
No sabemos muy bien qué causó el relevo de esta especie por el fresno, quizás una mala traducción, la aplicación de un simbolismo concreto, etc., pero teniendo en cuenta estos datos, me inclino a pensar que las evidencias para coronar al tejo como árbol cósmico ganan mayor peso en detrimento del fresno. [Si queréis saber más acerca del reino vegetal en la mitología nórdica, podéis acudir al artículo que dediqué al papel del árbol y el bosque en la mitología nórdica].

Pero, una vez se llevaron a cabo los procesos de cristianización en Europa, ¿sobrevivieron algunas de estas creencias? Sí, pero sincretizadas, y uno de los mejores y actuales ejemplos son los tejos de ermita e iglesia.

«Siempre he contemplado como testigos mudos de los edificios sacros a los árboles que los acompañan, a los tejos de nuestras iglesias o capillas (que casi siempre fueron con anterioridad parroquiales). Así se dice en Asturias: ser testigos coetáneos, plantados simultáneamente con la edificación de las iglesias». (Abella 2015, 113)

Capilla de La Haye de Routot. Fotografía de Gérard Janot. Fuente: Wikipedia

Tras los procesos de cristianización, el culto al árbol no desapareció, sino que se transformó. Allí donde había habido un tejo, se construía una iglesia, al igual que en muchas ocasiones encontramos la conservación de un ejemplar al lado de ermitas, iglesias y cementerios. También se conocen historias dentro del seno cristiano que relacionan al tejo con algún santo o milagro, como San Patricio. Al estar impregnados de santidad, estos árboles se convirtieron en destinos predilectos para los peregrinos. Este proceso de conservación de tejos perduró en el tiempo, plantando incluso ejemplares donde habían crecido otros con anterioridad.

Folklore y cultura popular


Indicación para visitar el tejo de Bermiego (Asturias). Fotografía cedida por Laura Castro.
«Si de esto fue testigo un texu, esto puede ir a misa». (Abella 2009)

Como hemos podido comprobar, muchos son los lazos que las poblaciones del arco atlántico han establecido con el tejo, y su importancia sigue vigente. Los ejemplos que a continuación se enumeran se encuadran dentro de este marco geográfico, sobre todo en el norte peninsular —Asturias, Cantabria, Aragón y Castilla y león—. Además de su simbología dentro de la mitología, el tejo también posee:

  • Carácter protector. «Junto a la casa, el teju atrae la buena suerte y espanta la mala» (Abella 2009). A pesar de su relación con el ámbito funerario, el tejo también es considerado un árbol protector. Tanto es así que, en algunas zonas del pirineo aragonés y Castilla y León, en el Domingo de Ramos, se sustituye la rama de palma u olivo por una rama de tejo o acebo, que son bendecidas y se colocan en el hogar como protección y atractivo de los buenos augurios. También en Asturias, Galicia y León se conoce la costumbre de plantar tejos junto a pallozas y hórreos como protección contra las tormentas, los truenos y los malos augurios.
  • Árbol familiar, linaje. «El tejo conserva aún, inconscientemente, aquel sentido protector o de refugio de los lares de la familia» (Abella 2015). También existe una relación entre el linaje y el tejo, muy ligada a la longevidad asociada a esta especie. En algunos lugares existe la costumbre de plantar un tejo al nacer un varón, como en Asturias. El tejo permanecerá ligado a la familia y en muchas ocasiones se establece la relación de que cuanto más viejo es el árbol, más antiguo es el linaje, como ocurre con el tejo de Solariego.
  • Nobleza, veracidad y honestidad. «E verídica como un santo de texu» (Abella 2009). La importancia del tejo en la jerarquía arbórea se conservó en algunas zonas, de ahí su consideración como árbol noble. Y de su asociación con la veracidad quedan muestras en la oralidad, como el proverbio que inicia este apartado.
  • Árbol central. Como también ocurría con el roble, el tejo también funcionaba —y en algunos lugares lo sigue haciendo— como lugar de reunión, encuentro, juegos, tertulias, pactos, juicios, etc. Ignacio Abella recoge un testimonio en Melendreros (Asturias), donde un señor llamado Amable le cuenta sobre un tocón en el que se llevaban a cabo los juicios y asambleas, bajo la copa del tejo. De igual manera, sabemos de la costumbre bretona de entregar una ramita de tejo al ganador de un juicio. Abella también recoge un testimonio de la zona de Urbasa, Navarra, donde se relata la reunión de los carboneros bajo el tejo el último día antes de volver al pueblo.
  • Símbolo de identidad. Como hemos podido observar en el apartado anterior, la importancia del árbol en una comunidad podía llegar a convertirlo en el elemento central de su vida cotidiana, y por tanto, en un importante elemento para la construcción de su identidad. En algunos de estos pueblos se tiene la conciencia de que el árbol es más antiguo que la propia población, aunque esto no se puede aplicar como norma general. También podemos encontrar al tejo dentro de la heráldica, como ejemplo podemos poner el escudo de Gipuzkoa, el cual contiene tres tejos sobre un fondo de ondas marinas.
El nuevo tejo de Lebeña. El antiguo ejemplar fue derribado por el temporal en el año 2007. A principios del año 2017 se replantó este nuevo ejemplar para que siga acompañando a la vieja iglesia de Santa María de Lebeña. Fuente: Yorokobu

¡Os espero entre las hojas!


Bibliografía

Abella, I. (2007). La memoria del bosque. Crónicas de la vieja selva europea. Cultos y culturas, mitos, leyendas y tradiciones. RBA Libros.

Abella, I. (2009). La Cultura del Tejo. Esplendor y decadencia de un patrimonio vital. La Editorial de Ureña.

Abella, I. (2015). La magia de los árboles. Simbolismo, mitos, tradiciones, plantación y cuidados. RBA Libros.

Bevan–Jones, R. (2017). The Ancient Yew. A history of Taxus Baccata. Windgather Press. Podéis consultarlo parcialmente aquí.

Cusack, C. M. (2011). The Sacred Tree. Ancient and Medieval Manifestations. Cambridge Scholars Publisher. Podéis consultarlo parcialmente aquí.

García Pérez, G. (2014). El árbol sagrado en España I. Archivo digital UPM. PDF.

Green, M. J. (Ed.). (1996). The Celtic World. Routledge.

Gubernatis, A. (2003). Mitología de las plantas. Leyendas del reino vegetal II: Botánica especial. José J. de Olañeta.

Guyonvarc´h, C. J. y Le Roux, F. (2009). Los Druidas. ABADA Ediciones.

Hageneder, F. (2013). Yew. Reaktion Books. Podéis consultarlo parcialmente aquí.

Hooke, D. (2012). Tree Simbolism throughout History. En Rotherham, I. D., Handley, C., Agnoletti, M. y Samojlik, T. (Eds).  Trees Beyond the Wood. An exploration of concepts of Woods, forest and trees. Wildtrack Publishing. 123-134. Podéis consultarlo parcialmente aquí.

Julio César. La Guerra de las Galias.

Lasso de la Vega Westendorp, B. (2009). El bosque original. Las raíces del mito (alrededor del tejo sagrado). En 10 años de estudio sobre Taxus Baccata (Tejo) y la sierra de Tejeda. Ceder Axarquía. 152-179. Podéis consultarlo aquí.

Lucano. (1984). Farsalia. (Trad. A. Holgado Redondo). Editorial Gredos.

Ovidio. (2008). Metamorfosis. Libros I-IV. (Trad. J. C. Fernández Corte y J. Cantó Llorca). Editorial Gredos.

Pausanias. (2008). Descripción de Grecia. Libros VII-X. (Trad. M. C. Herrero Ingelmo). Editorial Gredos.

Teofrasto. (1988). Historia de las plantas. (Trad. J. M. Díaz-Regañón López). Editorial Gredos.


Multimedia

Conferencia dada por Ignacio Abella el 25 de marzo del 2010, enmarcada en las III Jornadas Internacionales del Tejo bajo el título «La Cultura del Tejo. Significado y conservación de un patrimonio». UNED-NTECCA. Podéis verla aquí.

El Bosque Habitado. (19-03-2017). El inmortal Tejo de Lebeña y su guardiana Covadonga. Radio 3. Escúchalo aquí.

Árbol App. Taxus bacatta.

Comentarios

  1. Buscando algo de Abellá he llegado hasta tu blog y he de decirte que ha sido una sorpresa grata porque me agrada encontrarme con seres que amen los árboles como lo hago yo. Muy interesante lo que cuentas. Un saludo "desde el bosque"

    ResponderEliminar
  2. Magnífica entrada. He aprendido mucho. Gracias.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares